Impuesto climático en la carne de vacuno en Dinamarca

El Consejo de Ética de Dinamarca ha propuesto la introducción de un impuesto climático en la carne de vacuno, este comité considera que no se puede dejar en manos de los consumidores la responsabilidad de cambiar los hábitos alimenticios para reducir el impacto que tiene su alimentación en el medio ambiente. Por ello proponen el impuesto, pero además plantean hacerlo extensible a todos los alimentos en función del papel que tengan en la liberación de gases de efecto invernadero.

En Dinamarca se ha propuesto introducir un impuesto climático en la carne de vacuno por parte del Consejo de Ética de Dinamarca (Det Etiske Råd), organización que desde 1987 debate sobre todo tipo de cuestiones que tienen que ver con dilemas éticos, como por ejemplo el uso de embriones humanos en la investigación, la eutanasia, el uso de la inyección de potasio en un aborto tardío, la clonación, la administración de los recursos de la tierra, soluciones que se proponen para la crisis climática o alimentaria, etc.

Los miembros del Consejo de Ética son elegidos por el Parlamento de Dinamarca y se ocupan de las cuestiones específicas que le traslada el Comité para el Consejo Danés de Ética, comité del que se podría decir que actúa como enlace entre el Gobierno y este consejo. Con esto queremos transmitir la importancia que tiene este consejo, cuyas propuestas son tomadas en cuenta en el Parlamento. Según esta organización, el cambio climático es un problema ético, ya que plantea un riesgo significativo para la salud humana, la biodiversidad, la seguridad alimentaria y la naturaleza. Por tanto, se considera que los daneses deberían hacer más para reducir los impactos climáticos, sobre todo porque la forma de vida danesa, según comenta este consejo, está lejos de la sostenibilidad medioambiental.

Hablando sobre los alimentos, este comité explica que representan entre el 19% y el 29% de las emisiones contaminantes que se liberan a la atmósfera, destacando la producción de ganado vacuno, por ello, es imperioso crear conciencia sobre el impacto que tiene en las emisiones de gases de efecto invernadero para conseguir que los consumidores del país sean más éticos y responsables, se ha de poner en marcha una regulación que envíe un mensaje claro, el de cambiar la dieta. Algunos estudios realizados en el país concluyen que, sólo que se realizasen unos pequeños cambios en la dieta, aludiendo a la reducción del consumo de carne, Dinamarca podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 20% y un 35%.

Para poder cumplir con el acuerdo en la Conferencia COP 21 celebrada a finales del año pasado en París, reunión en la que se concluyó que era necesario tomar las medidas oportunas para limitar a un máximo de 2º C el calentamiento global, es necesario actuar con rapidez, y la producción de alimentos (sobre todo la carne de vacuno) se ha convertido en un objetivo prioritario para este comité. Se considera que no se puede dejar en manos de los consumidores la responsabilidad de cambiar los hábitos alimenticios, por ello se propone el impuesto climático de la carne en la fase de consumo a fin de que lo reduzcan, lo que derivará en una disminución forzada de la producción y por tanto, en una reducción de la emisión de gases de efecto invernadero.

El Consejo de Ética de Dinamarca explica que a largo plazo debe aplicarse un impuesto a todos los alimentos en diferentes niveles dependiendo de su impacto climático, pero a corto plazo hay que aplicarlo en aquellos alimentos cuya producción favorece más al calentamiento del planeta, en este caso la carne de vacuno. Un argumento de peso que se ha considerado, es que no hace falta comer este tipo de carne para disfrutar de una dieta sana y equilibrada, por lo que no debería suponer un problema la introducción del gravamen. Este comité ha presentado este informe (Pdf) en el que se tratan varios puntos relacionados con el consumo de alimentos que afectan al clima, como por ejemplo cómo afecta la producción alimentaria, cuáles son las consecuencias del cambio climático, por qué es necesario que los consumidores actúen éticamente cuando van a comprar al supermercado, hasta donde alcanza la responsabilidad del consumidor en las compras de alimentos que realiza, etc.

Total, como podemos comprobar, la intención es gravar a largo plazo todos los alimentos que se comercializan con un impuesto climático que variará en función de las emisiones contaminantes asociadas a cada uno. Esto no tiene sentido y se podría decir que es poco ético, ya que en mayor o menor medida todos los alimentos terminarán siendo gravados, da la impresión de que se abre una nueva vía para incrementar el dinero que entra en las arcas del Estado. Por otro lado, a pesar de que se ha debatido sobre la importancia de esta medida, esta Comisión de Ética no explica claramente qué se haría con el dinero recaudado de los impuestos. ¿Y si los consumidores están dispuestos a pagar el impuesto con tal de disfrutar de la carne de vacuno?, el problema del calentamiento global no se solucionaría, pero se habría obtenido una importante fuente de ingresos.
El tema está sobre la mesa, ahora habrá que ver si se termina introduciendo este gravamen y cuáles serán sus repercusiones, a través de la página oficial del Consejo de Ética de Dinamarca podréis conocer más detalles de la noticia.

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